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Los [las y les] trabajadores en la industria tecnológica deben luchar contra la represión antiinmigrante y el creciente autoritarismo

La ciudad de Los Ángeles es ahora un campo de batalla en defensa del derecho a la protesta. El 13 de junio de 2025, el gobierno federal tomó la decisión sin precedente de desplegar 700 marines en esa ciudad, además de 4000 miembros de la Guardia Nacional de California, mientras la alcaldesa de LA decretaba un toque de queda en el centro de la ciudad. Todo esto representa un ataque indiscriminado en contra de las libertades civiles fundamentales. Estas acciones represivas sucedieron tras varios días de protestas tanto sindicales como comunitarias en contra de la escalada de redadas de ICE (el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas) por toda la ciudad, que ha buscado aislar y aterrorizar violentamente a la comunidad trabajadora latina y angelina en general.

Muchas de las personas en la mira de ICE son trabajadores que laboran en almacenes, tiendas locales y pequeños comercios, junto con sus familias. Muchos más son líderes comunitarios. El líder del sindicato SEIU California, David Huerta, fue arrestado y detenido mientras ICE allanaba un almacén de ropa y ahora enfrenta cargos federales y una posible condena en prisión. Esto representa un ataque inequívoco contra el movimiento sindical y pone de relieve la estrecha relación entre los derechos sindicales y los derechos de los inmigrantes. En respuesta, se han organizado protestas en todo el país impulsadas por el SEIU, a las que otros sindicatos se han unido en solidaridad. Nosotros, como trabajadores del sector tecnológico, debemos hacer nuestra parte.

Los apéndices de la industria tecnológica se extienden mucho más allá de las paredes de las oficinas corporativas. A lo largo de la cadena de valor de la industria tecnológica, hay trabajadores insertos en todos los ámbitos: Amazon emplea a cientos de miles de trabajadores de almacén y logística; Uber, Lyft, Instacart y DoorDash son sólo algunas de las empresas que dependen de trabajadores temporales y repartidores para prestar sus servicios. Estos trabajadores no sólo están sujetos a condiciones miserables, empleos eventuales e inciertos, así como a bajos salarios, sino que son el blanco principal de las redadas de ICE. Independientemente de si realizan trabajo manual o trabajan en un escritorio, ya sea que trabajen en centros de distribución o creando infraestructura tecnológica que facilita la circulación de mercancías, un golpe contra un trabajador es un golpe contra todos.

Estos ataques contra inmigrantes son un ataque contra el movimiento sindical y contra todos los trabajadores. Los trabajadores de la tecnología, en particular, se ven atrapados en esta red de forma extremadamente precaria. No sólo se ataca a los trabajadores temporales y a los que  laboran para las aplicaciones digitales, además, el gobierno ha manifestado su deseo de atacar a los trabajadores que cuentan con visa H-1B; muchos de ellos empleados por los gigantes de Silicon Valley. En marzo, TWC organizó un panel: Los derechos de los inmigrantes son derechos laborales: Trabajadores tecnológicos y visas H-1B. En este evento, trabajadores discutieron cómo conectar sus preocupaciones con el proceso de sindicalización y organización. En el sector tecnológico de cuello blanco, tanto como en la manufactura, los nativistas de derecha intentan enfrentar a los inmigrantes con los trabajadores nativos en la búsqueda de empleos. Al hacerlo, ayudan a que la patronal divida a la clase trabajadora culpando de los despidos y recortes de beneficios no a los especuladores que nos explotan sino a nuestros propios compañeros de trabajo. Para construir la solidaridad que una sindicalización y organización de masas requiere, apoyar a los trabajadores inmigrantes y extranjeros no es opcional, sino un aspecto básico y esencial de nuestros esfuerzos a favor de la sindicalización.

No somos ajenos a este tipo de luchas. En 2018, durante el primer mandato de Trump, los jefes de las grandes empresas tecnológicas expresaron su preocupación por los derechos de los inmigrantes y adoptaron, sólo verbalmente, una postura de oposición al gobierno de Trump. Varios directores de tecnología y ejecutivos firmaron el compromiso “Nunca jamás.” Los trabajadores de la tecnología intentaron presionar a sus empleadores para que cumplieran con sus supuestos valores. Nos opusimos a la complicidad y la participación voluntaria de sus empleadores con ICE. Trabajadores de Microsoft, Amazon y otras empresas exigieron “No a la tecnología para ICE”. TWC ayudó a organizar talleres y eventos como “Los trabajadores de la tecnología no lo construirán”, difundiendo el mensaje incluso entre trabajadores de empresas tecnológicas privadas como Palantir.

A medida que Trump y DOGE privatizan las funciones gubernamentales y recortan empleos federales, la administración ha dependido aún más de Palantir para compilar bases de datos y datos de vigilancia, con el fin especial de atacar a los trabajadores inmigrantes. Los ataques contra los derechos de inmigrantes y de quienes los defienden son un ejercicio en el tipo de control social que los fundadores de Palantir venden como su visión para el futuro y como eje central de sus servicios al gobierno estadounidense. Esto no es nada nuevo: la militarización de la industria tecnológica y sus vínculos de violencia contra las poblaciones vulnerables tienen una larga historia. Desde sus orígenes militares, la red de internet fue pensada como una herramienta de espionaje. Desde entonces, y con el apoyo y financiamiento constantes del gobierno, la industria tecnológica ha invertido miles de millones en crear tecnología militar robusta que se usa en campos de guerra, en drones utilizados para vigilar fronteras y protestas, así como en la recolección masiva de datos y comunicaciones personales.

Hoy, ante la ausencia de créditos baratos y la amenaza de una creciente sindicalización incluso en el sector de tecnología, los ejecutivos de esta industria han adoptado con mayor entusiasmo la retórica ultraderechista del gobierno de Trump. Recientemente, cuatro ejecutivos de empresas importantes fueron incorporados a la reserva militar como tenientes coroneles. Hoy, en 2025, nos enfrentamos a circunstancias quizás peores que las de 2018, pero también con menos ilusiones. Ahora, antiguos empleados de Palantir se han unido a las filas de oposición contra esta nueva ronda de espionaje y represión subcontratada. Trabajadores miembros de No Tech for Apartheid (NOTA) y TWC también están apoyando acciones en varias ciudades para luchar contra la maquinaria de deportación que arrasa con la seguridad de varias comunidades vulnerables a la criminalización.

Los trabajadores de la tecnología siguen estando mayoritariamente faltos de sindicatos. Por otro lado, nuestra labor es fundamental en el funcionamiento de la sociedad moderna y del estado. Quienes realizamos este trabajo debemos tener voz y voto en cómo se utiliza: no somos meros peones en un sistema abstracto y dantesco, sino seres humanos con la capacidad de asumir responsabilidad por el resultado de nuestro trabajo. Por ser quienes creamos valor, también tenemos influencia para impulsar el cambio. Debemos aprovechar nuestro poder social para actuar en solidaridad con la comunidad inmigrante, sus organizaciones y el SEIU, y exigir el fin de las deportaciones y las redadas, así como la salida de ICE, la Guardia Nacional y la Infantería de Marina de nuestras ciudades, y que se retiren todos los cargos contra Huerta y todos los manifestantes. Esta nueva ofensiva es un ataque más en la campaña de Trump contra los derechos y el nivel de vida de toda la clase obrera. Durante el gobierno de Biden, incluso mientras continuaban las deportaciones y la represión de ICE, el movimiento de protesta de los trabajadores de la tecnología retrocedió, como suele ocurrir bajo gobiernos demócratas. Necesitamos reaprender las lecciones del pasado y desarrollar nuevas prácticas y tácticas.

Los trabajadores de la tecnología seguirán sumándose a las protestas, pero debemos comenzar a hacerlo en contingentes organizados. (Aquí hay algunos carteles de TWC que se pueden imprimir y usar). Quienes somos ya parte de sindicatos debemos presionar dentro de ellos para que actúen en solidaridad con los inmigrantes. También debemos determinar cómo incorporar estos temas en nuestros esfuerzos de sindicalización, teniendo en cuenta que incluso acciones minoritarias en nuestros lugares de trabajo pueden ejercer presión sobre nuestros jefes. Debemos pensar de forma más estratégica sobre quién tiene el poder y quién controla realmente el resultado de nuestro trabajo, y cómo es posible cambiar la balanza de poder y control. Para ello, debemos comprometernos con nuestra labor a favor de la sindicalización, identificando a los responsables de la toma de decisiones en nuestro lugar de trabajo, encontrando los puntos críticos en la cadena de suministro y animando a nuestros compañeros a unirse a nosotros y a usar nuestro poder colectivo para poner fin a estas atrocidades.

El Sindicato de Trabajadores de Amazon - IBT Local 1 publicó una declaración oficial de solidaridad con la población inmigrante que incluye una lista de demandas para Amazon y la promesa de una respuesta sindical a todo incidente relacionado con inmigración. Si eres un trabajador de tecnología sindicalizado, organiza a tu sindicato en solidaridad con los trabajadores inmigrantes y comparte tus declaraciones con Tech Workers Coalition. Si no estás afiliado a un sindicato, considera aprovechar este momento para organizarte y empieza a tender lazos con tus compañeros de trabajo—las sesiones de capacitación de EWOC pueden ayudarte a comenzar. En TWC buscamos maneras de organizar eventos y ayudar a desarrollar una movilización renovada de trabajadores de la tecnología en contra de ICE y del estado de seguridad. Considera unirte y participa con nosotros.

No importa que nuestros jefes opten por unirse al ejército de EE. UU., nosotros, como trabajadores de la tecnología, no podemos quedarnos de brazos cruzados y convertirnos en una nueva rama del ejército contra nuestra voluntad. Condenamos la violencia que destruye nuestras comunidades y que afecta a millones de personas en el extranjero, y sabemos que la única manera de ganar es ejercer el poder con nuestras propias manos.

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